El liderazgo emocional.
Hoy es fundamental para el liderazgo poseer unas cualidades que van más allá de la parte racional. El liderazgo emocional es crucial para influir en las personas y no mandar como en el «viejo estilo». Para conseguir un ambiente de motivación, de construcción de equipos, de visión organizacional y de colaboración, es necesario liderarse «por dentro».
En principio, lo ideal para liderar emocionalmente sería conocer y profundizar en nuestra:
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Empatía.
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Autoconsciencia.
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Autocontrol
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Automotivación.
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Habilidades Sociales.
Parece que cada una de ellas están relacionadas con nuestra parte emocional. Mas claramente, con el equilibrio que pretendemos conseguir entre nuestra mente y nuestro mundo emocional.
La empatía es conocer las razones que se ocultan detrás de la emociones y sentimientos del otro. Pero para ello necesitamos conocer nuestras emociones y ponerles nombre. En esto consiste la autoconsciencia emocional. Diría que esta sería la primera condición porque estamos generalmente en el estadio de «pensar la emoción», no de sentirla. O estamos en la mente o descubrimos que estamos emocionados porque las estamos viviendo a niveles altos. Lo que llamamos «carga emocional»- Esto es debido a que no nos han enseñado a reconocer nuestras emociones a niveles bajos. Y así es por lo que no puedo regularlas. De esta forma pasamos fácilmente de la emoción regulable a la carga emoción. De la alegría a la euforia y de la tristeza a la depresión.
Para salir de estas cargas emocionales en las que nos movemos y conseguir el equilibrio emocional hay que seguir estos pasos:
1. Conocer nuestras emociones: Sentirlas en nuestro cuerpo. Atender, no solo a lo que pensamos, sino a lo que sentimos.
2. Ponerles nombre. ¿Sabes cómo se llama lo que estás sintiendo?
3. Expresarlas: Para poder regularlas esta es una de las formas más claras y directas. ¿A quién le cuentas como te sientes?
Cuando se habla de autocontrol se vuelve al modelo antiguo que consistía en querer controlar las emociones. Dominarlas, no experimentarlas y regularlas. Taparlas, que no se nos note, porque aún un líder emocional está mal visto.
Siempre que aparezca la palabra control en tu mente estás hablando de tu miedo. y ¿por qué en lugar de desear controlar no te preguntas a qué tienes miedo?
Esa sería una buenísima forma de autoliderazgo, ¿no crees? Usar tu parte racional para conocer qué te está indicando la emoción y dónde o qué tienes que mirar o trabajar.
Pero ¿qué solemos hacer? ¿Esconderlo? ¿Que no se note? ¿No usar la empatía con nosotros mismos? ¿No usar la asertividad con los demás?
Entonces, ¿qué es liderar en ese sentido?
El autoconocimiento de que soy «emocional» y de que rigen buena parte de mi vida me lleva a verme como una persona sensible y vulnerable. Y esto si que no está permitido en el mundo organizacional, o ¿está cambiando?Nos han dicho que no hay que sentir. Que hay que ocultar la sensibilidad, ¿cierto?
¿Para qué le sirve sentirse sensible a un líder?
Para reconocerse humano e imperfecto. Y vivir felizmente con ello.
Para servir de modelo para otros. Nadie sigue a alguien perfecto sino a alguien como él mismo pero que tenga ciertas cualidades que le acerquen a los demás.
Para reconocer a los demás como seres humanos sensibles también. Para ser empático realmente y asertivo, comunicándose equilibradamente, sin cargas emocionales. Pienso en conflictos de todo tipo, despidos…
Estas son otro tipo de habilidades sociales. Quizá mas autenticas y sin máscaras o defensas para parecer quienes no somos o para agradar a los demás.
¿Te atreves a liderar de esta forma? ¿Quieres trabajar en tu liderazgo emocional?
Actualmente existen colectivos y organizaciones que lo comienzan a llevar a cabo.
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