La oratoria moderna y la comunicación
“Comunicamos lo que sentimos, nada más que lo que sentimos” Oriol Pujol Borotau
(Dentro de unos meses publicaré mi nuevo libro Habla en público siendo tú mismo, del que este post es un pequeño avance del mismo. Espero que lo disfrutes)
El arte de hablar en público
En la Grecia Clásica existía un término para definir la suma entre el arte y la técnica tal y como la entendemos hoy. Esa palabra es tekné. La tekné era un concepto completo en si mismo. Para mí, hablar en publico es una tékné.
Muchos de los buscadores de esta habilidad “artística” creen que con la técnica les basta y es posible que así sea. Es probable que con mucha técnica se llegue a la parte creativa y se consiga de una forma natural. De hecho, muchos artistas creen que esto es posible de esta forma. Es la época de los aprendices, de los que copian los modelos para llegar a la maestría.
Sin embargo, el hablar en público, además de una habilidad, es algo que me involucra completamente.
Yo no me puedo separar de lo que digo, porque lo que pronuncio delante de los demás me está repercutiendo internamente, lo sepa o no. Prueba a decir en voz alta ahora mismo algo en lo que no crees, por ejemplo, la tierra es plana o la ley de la gravedad no existe. ¿Qué es lo que te ocurre internamente? Al menos, te chocará, y posiblemente te pueda producir malestar si lo repites muchas veces. No hay conexión entre tus palabras y lo que piensas. Por eso, habitualmente, decimos lo que pensamos.
La falta de coherencia entre los pensamientos y el habla, la puedes sufrir en el trabajo cuando tienes que comunicar algo en lo que no crees o cuando eres consciente de que estás diciendo una mentira. Todo esto tu cuerpo lo refleja, y se nota cuando mentimos a través de los gestos ya sean conscientes o no. Esta incoherencia te hace daño internamente. Es por eso por lo que el hablar en público no es solo una habilidad que se consigue con técnicas. Se trata de un “arte” que implica a toda la persona, en toda su totalidad. Es una tekné que te obliga a posicionarte continuamente desde tus creencias o valores y externamente con tu auto imagen y autoestima.
Por todo ello, para poder ser un “artista” de la comunicación, es necesario tener una coherencia interna, emocional y mental, y que el cuerpo nos acompañe.
¿En qué consiste la oratoria moderna?
Muchos cursos usan la palabra oratoria para definir lo que estoy llamando el arte de hablar en público. La oratoria proviene de nuevo del mundo clásico; nace en Sicilia pero es la Grecia antigua la que la desarrolla, llegando a ser Sócrates quien funda una escuela dedicada a este arte en Atenas.
Según la RAE, en su primera definición: “Es el arte de hablar en público con elocuencia”. Y según María Moliner, es “el arte de pronunciar discursos”. La palabra “arte” aparece en los dos significados, con lo que nos devuelve la idea de que hay una técnica detrás de cada intervención pública.
Durante estos miles de años desde Sócrates se ido perfeccionando y evolucionando a tenor de los cambios en el ser humano y en sus sociedades.
Como resumen de este tiempo el orador ha tenido que aprender a:
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Persuadir a su público.
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Usar el lenguaje con eficacia.
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Tener mucha capacidad de memoria.
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Tener un atuendo adecuado y una buena salud física.
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Tiene que ser sincero y congruente.
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Tiene que superar el miedo a hablar en público.
Sin embargo yo prefiero usar la palabra comunicación en lugar de oratoria por la sencilla razón que también “hablamos en público” en muy diversas ocasiones tales como reuniones de amigos, familiares, cuando vamos a comprar o con los camareros. Y cuando estamos en estos contextos no ponemos en práctica los requisitos de la oratoria.
Lo que quiero decir es que la comunicación es algo mucho más común que lo excepcional de subirnos a un escenario. No toda la comunicación la realizamos en la escena. Mucha de ella la hacemos en nuestro día a día y, en ocasiones, sin darnos cuenta. O, quizá con mucho temor, ya que hay personas que se pueden subir a un escenario con facilidad y por el contrario sentir como se le acelera el corazón cuando le va llegando el momento de hablar en una ronda.
Estamos en un contexto de cambio, individual y social, y la misma oratoria necesita de una evolución que se está viviendo gracias a los cambios de las últimas décadas, tanto a niveles científicos como humanos.
Por ello, yo incluyo en la lista anterior estos conceptos:
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Tener un objetivo claro ante el publico: Saber qué se quiere conseguir.
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Saber prepararse ante de cada intervención.
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Conocer el lenguaje emocional y corporal.
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Saber utilizar las emociones para conseguir sus objetivos comunicativos.
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Tener un alto grado de empatía para percibir al público, ya sea numeroso o un solo interlocutor.
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Saber escuchar activamente.
Es decir, la oratoria ha ido creciendo a medida que nosotros nos conocemos más como seres humanos.
Ahora el arte de hablar en público se hace menos técnico, eso si, más complejo y también más humano.
La verdadera comunicación
Como ya dije anteriormente, comunicar no es transmitir. Transmitir lo hacen los “transmisores” y comunicar los “comunicadores”. (¿Cómo te defines a ti mismo en este instante?) Porque transmitir los hacen los emails, las cartas, los faxes, y eso es sólo una parte de la comunicación.
También los WhatsApp transmiten información, sin embargo, hacemos uso de los emoticonos para que llegue en su totalidad. ¡Emoticonos! Es decir, la transcripción del “cómo me siento” para que todo mi comunicado llegue preciso.
Al igual que no decidimos sin emocionarnos, no podemos comunicar sin emociones, aunque lo creamos.
Muy importante: nuestro cuerpo juega un papel fundamental en todo esto. Es el lugar donde sentimos las emociones y desde donde actuamos (o no) en una dirección u otra. Actualmente estamos muy versados y pendientes de nuestra comunicación no verbal, sin embargo esta capacidad de análisis nos distancia, en muchas ocasiones, de nuestra propia conexión emocional.