Los hombres lloran en los cursos de negociación.
Hace exactamente un año, mi querido amigo y facilitador mexicano Luis Fernando Martínez, me dijo al término de un curso de Negociación y Resolución de Conflictos:
«Después de una año de vivir en España pensaba que los hombres en este país no lloraban y hasta este curso no he podido comprobar lo contrario«.
Luego asistió al Taller de Seducción para reafirmar aquella experiencia y salió de aquí hacia su tierra con un nuevo punto de vista.
Hace una semana el ex ministro de Asuntos Exteriores se emocionó en el hemiciclo y se le saltaron las lágrimas ante lo cual el escritor Arturo Pérez-Reverte escribió en su Twitter:
«Por cierto, que no se me olvide. Vi llorar a Moratinos. Ni para irse tuvo huevos«.
Lo que provocó un revuelo en todo el ciberespacio twittero que aún colea.
Hoy mismo en El País, Naiara Galarraga, publica un estupendo artículo titulado: «Los hombres sí lloran. Y qué«, donde expone un abanico de momentos donde hombres relevantes de la política, de la cultura, del deporte, han llorado últimamente en público.
«No me abraces que me emociono«, «si me abrazas me echo a llorar«
Son un par de frases que he escuchado de participantes de diversos cursos en las últimas semanas. Para ellos ¡llorar!, como algo malo, algo terrible incluso; y detrás el miedo al ridiculo, el temor a que le vean a uno débil. Cuando debilidad y vulnerabilidad no significan lo mismo.
Mi amigo mexicano lo sabía muy bien: «en la tierra de los machos y el tequila, los hombres también sabemos llorar «, vendría a decirnos ahora.
Y ¿qué es llorar, queridos amigos hombres?¿A qué tenemos miedo cuándo lloramos?
Yo os puedo responder que temo a mi padre que desde chico me obligaba a «ser un hombre», como imagino que a muchos de nosotros. Y escucho a algunos decir que «no», que ya no, que eso está superado, que ya habéis crecido, que vuestras ideas, valores y creencias ya son los vuestros; que sois adultos.
Y ¿es cierto que hemos olvidado a aquel padre? ¿Estamos tan alejados de aquel Boabdil al que su madre le instaba a «llorar como mujer lo que no has sabido defender como hombre»?
Para vosotros, hombres, compañeros, solo deciros que el llanto es algo humano, liberador y simplemente emocional.
Es sencillamente un remedio contra la tristeza. «Si estoy alegre puedo reír, si estoy triste puedo llorar«, y creo que es importante reconocer que se puede llorar sin desmerecer hombría, sin perder masculinidad o virilidad.
Llorar de emoción, llorar de alegría. En algún momento se estableció una red neural biológica entre el conducto lagrimal y las áreas del cerebro humano implicadas con la emoción. Y se dice que ningún otro animal puede producir lágrimas en reacción a estados tan emocionales.
No existe ninguna otra especie que puede derramar lágrimas emotivas y hace más de un siglo, Darwin dijo que el llanto fue usado para atraer la atención, en particular en la etapa preverbal. Dijo que las lágrimas actúan como una bandera roja para señalar el estrés.
Es decir, llorar es aflojar la tensión que produce la tristeza, y de una emoción alegre.
En especial cuando se alcanza un bien deseado, el nacimiento de un bebé, o se recupera a una persona que se creía perdida.
Según estudios, por término medio los hombres lloran una vez cada mes, y las mujeres al menos cinco veces cada mes, especialmente antes y durante la menstruación cuando el llanto puede tener lugar hasta cinco veces más que normal, a menudo sin razones obvias como la depresión o tristeza.
Y el llanto también puede ser un gesto de la comunicación no verbal que indique la necesidad de ayuda por parte del que llora hacia el otro, hacia el mundo, como un recuerdo de nuestra etapas de bebés.
Es decir, que forma parte de nosotros y a mi me emociona que un político español pueda mostrar sus emociones y que frente a los insultos «tan españoles» del periodista y escritor: «A la política y a los ministerios se va llorado de casa. Luego Moratinos, gimoteando en público, se fue como un perfecto mierda.», hayan incendiado los comentarios de los internautas y de la prensa defendiendo nuestro derecho a llorar como hombres.
Me emociono y comparto las lágrimas de un Moratinos al que le halagan en público.
Me emociono cada día, cada formación, cuando alguien abre la caja de las emociones y las desgrana por la sala, junto a los participantes. Y algo de esa emoción me acompaña durante unos días…
Fantástico, Luis!!
No veo la tele y no tengo twitter ni similares, por lo que me he perdido la película. Pero a esta alturas del siglo me parece increíble tanta cerrazón.
Pero claro, ¿qué iba a decir yo, que te leo llorando las más de las veces? Ya me conoces. emoción a flor de piel, o de lágrima.
Un abrazo grande grande.
Gracias por esos lazos entre lineas, esos vínculos , llenos de amor y comprensión, querida Jezabel.
Un beso de alegría, lleno de risas y/o lágrimas!!!