Próxima estación: Misión de Vida. Encuentra tu propósito y tu misión.
Desde que tuve catorce años supe cuál era mi vocación, mi propósito. Mi misión en la vida lo supe mucho después, aunque en fondo de mi ser lo intuía.
Muchas veces confundimos vocación o propósito profesional con la misión en la vida. Son cosas diferentes, aunque se complementen y se superpongan. O, al menos, en mi caso, es así.
Antes que nada quiero establecer la diferencia etimológica entre propósito y misión. El propósito viene del latín propositum, el propósito es la intención o el ánimo de hacer o dejar de hacer algo. Es decir, se trata de una acción deliberada. Tal y como la usamos en el lenguaje cotidiano, «hacer algo adrede», requiere de la participación activa de la voluntad. La palabra misión viene del latín misisio y el sufijo –sio, entendiéndose como la acción de ser enviado, encargo. Trabajo, función o encargo que una persona debe cumplir, en otra acepción. Es decir, que hay un mandato desde fuera, aunque luego hagamos propia la misión y nos marquemos objetivos y metas. Y, ¿desde dónde viene ese mandato? ¿Quién o qué lo envía, lo comunica?
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Un poco de historia
Debido a mis circunstancias personales, no tuve una figura de apego hasta los ocho años donde conocí a un maestro que fue el primero que me vio y me cuidó. En ese momento se puso la semilla para mi vocación. Cuando me preguntaban sobre mi futuro recuerdo que quise ser torero, ministro sin cartera (una figura del gobierno franquista) y piloto de aviación. Hoy sé que torero fue un bisabuelo mío, que «casi» ministro lo era mi tío y que lo de aviador lo quiso ser mi padre. Finalmente, mi ser se conmovió con querer ser maestro. Así que me propuse estudiar Magisterio… Como he contado varias veces, dejé mi camino vocacional para ser actor…¡que era otra profesión que mi padre soñó con vivir! Afortunadamente, la vida me condujo por los caminos de la enseñanza desde muy pronto, aunque yo no lo asumiera tan rápidamente como me lo presentaba. Finalmente, y tras tres décadas en el mundo del teatro, asumí que mi profesión tenía que ser la que siempre había sido y que mi propósito como profesional tenía que estar ligado a la formación, la enseñanza, la didáctica. Y eso me hace muy feliz. Pero, ¿es esta mi Misión de Vida? Por supuesto que no.
En este camino vital, quizá me hubiera podido conformar con este nivel de consciencia. Sin embargo, algo dentro de mí se removía para ir a un lugar más elevado.
A partir de los cuarenta seguí el principio clásico del «conócete a ti mismo» y exploré diferentes vías. Una de ellas me llevó ante un espejo donde, no solo me vi reflejado, sino que me encontré con la Misión de mi Vida. El descubrimiento de que mi «obligación moral» consistía en dar amor al mundo fue una revelación, una epifanía sin parangón. Esta era mi misión, intuida, trascendente.
Ahora podía descansar. Ahora tenía más responsabilidad. Descansar para que mi alma no estuviera buscando, insatisfecha, un motivo, una misión. Responsabilidad para que todos mis actos estuvieran preñados de mi misión. Mis clases, mi propósito vocacional, tenían y tienen que ser amorosos hacia mí y los demás.
Tenemos una serie de talentos y de dones que no podemos desperdiciar. Unos están a un nivel de destrezas, habilidades y capacidades. Otros se encuentran a un nivel espiritual.
Así, tener un propósito es algo me involucra gracias a mi mente, gracias a mis talentos. Y los desarrollo siguiendo mis propósitos, descubiertos o no. La misión encubre todo, le da sentido a lo cotidiano. Y da sentido trascendente a mi vida.
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El Taller
¿Te has preguntado alguna vez para qué has nacido? Esto, además del titulo de otro post, es lo que queremos buscar en este taller: Próxima Estación: Misión de Vida.
Cuando llegamos a este mundo, muchos nos sentimos perdidos porque no encontramos un sentido a nuestra existencia. No sabemos cuál es nuestra misión de vida, ni el propósito. Hoy especialmente, en estos momentos en que prima el desconcierto y la incertidumbre, es cuando más necesitamos responder a esta y a otras preguntas que han sido fundamentales en la historia, para explicarnos a nosotros mismos.
Al mismo tiempo, tenemos un propósito y una misión de alguna forma marcado por quiénes somos y de dónde venimos.
No hemos nacido de la nada. Lo transgeneracional tiene un peso suficientemente importante como para darnos cuenta de lo impregnados que estamos por el pasado y de cómo también puede servirnos de palanca, para conseguir mayor sabiduría sobre nuestro sentido existencial. Es decir, exploraremos el legado de nuestros ancestros y de cómo puede contribuir a descubrir estas incógnitas.
Nuestros ancestros y su historia, los obstáculos vividos, las enfermedades sufridas, todo ello nos sirve para saber también cómo actuar para conseguir un futuro lleno de satisfacción.
¿Crees que esto es para unos pocos elegidos que están satisfechos en su vida y con su trabajo? No. Esto es también para ti. Para ti que estás estancado en un momento vital o con tu profesión actual, y que sueñas en secreto con un golpe de timón que te lleve por otros mares.
Esto es lo que te propongo: Un viaje para que la próxima estación sea la tuya, la auténtica, la que tiene que ver con tu esencia.
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Beneficios de conocer tu Propósito y tu Misión de Vida
Solo 1 de cada 8 trabajadores está contento con su trabajo. Están desconectados emocionalmente de su labor profesional y eso repercute a todos los niveles, tanto laborales como familiares, más privados. Al encontrar el propósito y la misión de su vida, las personas entran de lleno en algo parecido a la felicidad, ya que, alinean sus diferentes partes: Mente, cuerpo, emociones y espíritu.
Los efectos que en el cerebro produce este movimiento, es la descarga de dopamina (la que procura el sentido del placer) y serotonina (el antidepresivo natural) en el cuerpo. Aún así, si comienzas la búsqueda, la mente ya comienza a enfocarse hacia un objetivo a conseguir en un corto o mediano plazo. En ese momento los mecanismos cerebrales se activan para que empiece a cambiar tu visión de la realidad. Las relaciones con los demás, compañeros de trabajo o familiares y amigos, ya son más satisfactorias porque la búsqueda te lleva a sentirte feliz. Finalmente y por consecuencia, aumenta la productividad: mejores relaciones con la tarea y con los compañeros. Al igual que en el ámbito privado, ya que tu vida comienza a tener sentido.
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¡Qué interesante, Luís! Desconocía la diferencia y con el ejemplo de tu historia personal me ha quedado muy claro. Gracias por enseñarnos 😉
¡Muchas gracias, Sandra! Es un placer compartirlo y que llegue a muchos.
Me han gustado tus reflexiones sobre el propósito y misión en la vida. Es interesante indagar las sutilezas de esas palabras y cómo encajan en los hechos y actuaciones que lleváis a cabo, la mayor parte de las veces, de manera inconsciente .
Mil gracias, Cari. Si, lo inconsciente, esas señales que en ocasiones, o muchas veces, no vemos.