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Que el presente nos hace felices es una afirmación que me gusta demostrar.

En el camino hacia nuestra felicidad existen multitud de encrucijadas y, ante ellas, la posibilidad de tomar un camino equivocado, sin salida.

Como dijo la maestra de la novela policiaca, Agatha Christie, aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único.

Sin embargo, muchos de nosotros queremos creer que cualquier tiempo pasado fue mejor y deseamos que el reloj de marcha atrás a las manecillas como en una película de fantasía. Y si, fantasía es lo que creamos en nuestra mente gracias los pensamientos que satisfacen nuestras necesidades emocionales.

¿Qué es lo que se puede borrar de nuestras vidas?

La respuesta es nada, porque todo está en nuestro cuerpo, incrustado a través de la experiencia neurológica.

¿Podemos dar un paso atrás y volver a algún punto?

Tampoco podemos. La vida es un como un huracán que nos introduce dentro de su corriente y, como dijo Heráclito, nadie se baña dos veces en el mismo río.

¿Podemos reiniciar nuestro “ordenador” y recuperar “archivos perdidos”?  ¿Borrar una “partición”? Otra fantasía: todo se queda instalado y es imposible quitarlo. Existe una muy buena película, Olvídate de mí (en inglés, la traducción sería algo así como El brillo eterno de una mente inmaculada (!) donde sus protagonistas acuden a una clínica donde borran sus recuerdos… (No haré spoilers, la recomiendo)

El presente nos hace felices

Por mucho que queramos, no podemos hacer nada con el pasado y mirar hacia atrás es el error que cometemos para no alcanzar la felicidad hoy. Como escribe Ernesto Sábato en las primeras frases de su novela, El túnel, la frase ‘todo tiempo pasado fue mejor’ no indica que antes sucedieran menos cosas malas, sino que -felizmente- la gente las echa en el olvido. Y es que, afortunadamente, la memoria es selectiva y nunca recuerda lo objetivo.

La memoria recuerda recuerdos.

Por lo que siempre está desvirtuando lo vivido. Y siempre está en evolución.

Tengo clientes que me piden trabajar su momento presente con la siguiente afirmación: “yo quiero volver a ser como era antes”. Insisten en que desearían tener la misma tranquilidad, la misma valentía o el mismo tesón que experimentaron en el pasado. Pero esto es imposible. Primero porque el recuerdo ya hemos visto que es selectivo. ¿Realmente saben lo qué experimentaban hace dos, cinco o más años? Solo nos acordamos de lo que nos interesa en cada momento de nuestra vida. En segundo lugar, porque todo lo vivido durante este tiempo nos ha hecho cambiar. Nos hace situarnos en un momento diferente de la existencia.

Ahora tenemos que mirar hacia delante con todo lo que tenemos acumulado en la mochila. Conseguir un nuevo tesón, que estará teñido de las ultimas vivencias. Alcanzar la tranquilidad que se consigue a la edad del momento presente. Y crear un coraje que nazca de la suma del corazón y de la valentía, de las experiencias y de la voluntad de cambio y transformación. Es decir, del momento presente.

La presencia en el presente es la clave para desear avanzar en el futuro. No hay marcha atrás. Y ese presente es el que nos hace felices.

Si quieres leer más sobre mis ideas acerca de la felicidad pincha aquí.

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