fbpx

Psicoescena © (1) (Teatro terapéutico y Constelaciones sistémicas)

Para todos es sabido que en griego antiguo la palabra máscara venia a significar persona y yo me pregunto ¿de cuántas máscaras hoy está compuesta mi persona?

Se trata de una pregunta que me viene dando vueltas desde hace tiempo, ya que se que con diferentes personas no utilizo el mismo lenguaje, no aparecen los mismos sentimientos y me puedo comportar de forma diferente.

¿Soy el mismo que se comunica con su familia, con sus amigos, con sus clientes?

¡Que desequilibrio! ¿Y si yo, debajo de todas esas capas, de esas máscaras, poseo… ¡un ser esencial! ? ¿Y si yo tuve claro, en el pasado, quién era esa persona total y hoy está enterrada por máscaras superpuestas, a  las que podemos llamar “mi personalidad”?

Entonces… ¿dónde estoy yo hoy?  ¿Interpreto personajes? Y sobre todo, ¿hacia donde quiero ir? ¿Cuántas máscaras puedo hacer desaparecer para conocerme mejor y conseguir mis objetivos vitales? Y finalmente ¿cómo puedo entender estas máscaras para poder avanzar en la vida de otra forma?

Estas preguntas son las que contesta  utilizando los recursos expresivos del Teatro y el uso libre de Constelaciones Familiares y Organizacionales de forma manifiestamente terapéutica, como son ambos métodos.

El teatro sirve para conocernos mejor y ahondar en nuestra personalidad y ya como terapia nos ayuda a reafirmar nuestra identidad, a expresar las emociones, nos permite aprender a ser más flexibles y moldeables y a ser un poco más valientes y aventureros de la Vida.

Todo ello con la ayuda de la diversión que surge al utilizar nuestra imaginación en el campo de la Creatividad.

Desde la Tragedia Griega al Psicodrama, los efectos sanadores del teatro han repercutido de generación en generación durante veinticinco siglos de humanidad.

El trabajo de Constelaciones Familiares, creado por Bert Hellinger en los años 80, es un método terapéutico fenomenológico que se aplica principalmente de forma grupal y que busca restablecer los desequilibrios y desórdenes de los sistemas humanos.

Muchos son sus precedentes y precursores: El legado de Freud con su descubrimiento del inconsciente, completada por Jung (las sincronías y el inconsciente colectivo) es fundamental para entender la herencia que todo individuo lleva de su sistema familiar y como se transmite de generación en generación.

También son fundamentales para entender las Constelaciones Familiares, la Psicogenealogía.

Nacida en los 80 toma los trabajos de la Terapia Familiar[1] , por una parte, y por otra el Psicodrama de Moreno, “un método para sondear a fondo la verdad del alma a través de la acción”.

Y que se estructura como un encuentro “teatral” donde intervienen, es decir “actúan”, el protagonista (paciente), el director (el terapeuta), se desarrolla en un escenario (donde transcurre la acción) y asiste el público, que está formado por los integrantes del grupo de terapia y no son pasivos, sino que participan emotivamente en la escena, empáticamente, aprendiendo y, luego, compartiendo con el protagonista sus propias experiencias. De todas ellas y de otras como la Gestalt,  se nutre Hellinger para su método que tanto impacto produce en el que lo ve y participa.

A diferencia de la terapia de Moreno, en las Constelaciones Familiares son los representantes (actores anónimos) de los miembros de una familia quienes perciben las sensaciones de quienes representan, aunque no haya habido un contacto previo entre estas personas.

En Constelaciones también es fundamental el grupo de “espectadores” que, aleatoriamente, pueden servir de representantes de los miembros de la familia del cliente (el protagonista del Psicodrama), o no, quedando como público activo compartiendo emociones, descubrimientos y muchas veces reconociendo en si mismos la vida de la familia del cliente, como si de un juego de espejos se tratara.

Y lo fundamental en todas ellas es que existe una acción que integra el cuerpo, las emociones y el pensamiento, con un énfasis particular en la acción corporal para reforzar los sentimientos y las emociones.

En estas terapias colectivas, uniendo la acción “teatral” con las expresiones verbales, se logra la integración de la persona y consecuentemente su salud.

¡Y todos se benefician! Especialmente en Constelaciones, tanto los participantes directos como los que están atentos al desarrollo del “drama”, de la “acción”[2].

Como dice Peter Brook refiriéndose a las neuronas espejo: “los neurocientíficos están empezando a entender lo que el teatro ha sabido desde siempre”, es decir, cualquiera que sea espectador de una obra de teatro o asistente a una Constelación, se va a ver envuelto en el proceso de este tipo de neuronas.

Las espejo son un grupo específico de neuronas que se activan, tanto cuando un individuo realiza una acción, como cuando un individuo ve esa misma acción realizada por otra persona. En otras palabras, el hecho de observar una acción provoca de forma inmediata la activación del mismo “programa motor” neuronal en el observador, “programa motor” que estará activo durante la ejecución de la acción: cuando observamos una acción, la estamos rehaciendo en nuestro interior.

Quizás inhibamos la extensión espacial y temporal de esa acción, pero en nosotros ya ha tenido lugar una activación muscular que ha cambiado nuestro equilibrio interno y que nos ha enviado una información preciosísima acerca de lo que está sucediendo frente a nuestros ojos.

Desde la Antigüedad, los espectadores asistimos a una obra de teatro y “compartimos” las emociones de los actores en el escenario y, como en su origen, el drama nos puede reportar un efecto catártico (purificador, sanador) en nuestras vidas, en nuestras almas.

Y esto es lo que  quiere: sanar a la persona mediante el uso de estas dos herramientas, con la Creatividad como inspiración.

Porque todo lo creativo solo es creativo porque previamente había algo imperfecto.

 

Permite a sus participantes que se conviertan en protagonistas de su vida a través de diferentes máscaras, vestuario y atrezo simbólico.

Este método utiliza de forma específica la imaginación y la proyección del inconsciente bajo un aspecto creativo.

Pienso que somos seres que deseamos conocernos profundamente para ser hermosos, desentrañando nudos familiares y limitaciones recónditas. Dentro de nosotros están todas las máscaras, todas las personalidades, y sólo estamos interpretando un único personaje durante toda nuestra vida, personaje limitado por nuestro pasado y los condicionantes sociales.

Conocer nuestro ser esencial significa no interpretar personaje alguno, significa ser uno mismo, libre y en paz.


[1] Jay Haley o Virginia Satir en EE.UU.

[2] Drama significa acción en griego clásico.

[3] Felicidad que permanece, Bert Hellinger, 2006.

Ir al contenido